Roberto Montenegro

Guadalajara, Jalisco, 1886 - Ciudad de México, 1968

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Archivo Fotográfico






BIOGRAFÍA - ROBERTO MONTENEGRO (GUADALAJARA, JALISCO, 1886 – CIUDAD DE MÉXICO, 1968)


Roberto Montenegro nació el 19 de febrero de 1886 en Guadalajara, Jalisco. Fue pintor, muralista e ilustrador; uno de los primeros en participar en el movimiento del Muralismo Mexicano después de la Revolución Mexicana. Por parte materna fue primo hermano del poeta Amado Nervo.

Roberto Montenegro se interesó en el dibujo desde su niñez, lo cual le llevó a ser discípulo de Félix Bernardelli, quien tenía una escuela de pintura y música en Guadalajara. En 1903, Roberto Montenegro se trasladó a la Ciudad de México para estudiar arquitectura, en donde por medio de su primo Amado Nervo conoció a diversos personajes de la elite social como José Juan Tablada, Manuel de la Parra y Justo Sierra. Cambió de rumbo dejando la arquitectura para dedicarse a la pintura, estudió de 1904 a 1906 en la Academia de San Carlos. Algunos de sus maestros fueron Leandro Izaguirre, Germán Gedovius y Alberto Fuster; entre sus compañeros se encontraba Diego Rivera, Angel Zárraga, Francisco Goitia y Saturnino Herrán. Obtuvo una beca, junto con Diego Rivera, para estudiar en Europa. 

Partió de México a París y de allí a Madrid en donde se instaló y estudió grabado con Ricardo Baroja en la Academia de San Fernando, expuso por primera vez sus dibujos que le sirvieron de presentación. Conoció a pintores, escritores y poetas, entre ellos a Rubén Dario quien en uno de sus libros, Oda a Mitre, le puso la siguiente dedicatoria: “A Montenegro, que pinta lo que yo escribo …; con todo cariño, puesto que yo escribo lo que él pinta”. En 1908, se instaló en París y estudió en la Academia de Coralozzi. Conoció a Juan Gris, a Picasso, y a Anglada Camarasa. Cerca de 1910, la pensión del gobierno mexicano le fue suspendida. Se iniciaba la Revolución Mexicana. Reducido a sus propias posibilidades hacía dibujos para Le Temoin, para el cual también colaboraban Juan Gris y Jean Cocteau. Retornó por un corto tiempo a México de 1911 a 1912, formando parte del Círculo Artístico fundado por el Dr. Atl. Por 1913, estuvo estudiando en la Escuela Nacional de Bellas Artes de París, y colaboró con Rubén Darío para la Revista Mundial. Los años de la primera Guerra Mundial los pasó en Mallorca, donde pintó su primer mural para el Casino de la Palma. En 1917, se publicó en Barcelona La lámpara de Aladino con ilustraciones a color hechas por Montenegro. Se despidió de París en 1920, hizo sus maletas y regresó a Mexico. Al llegar encontró una patria renovada, que luchaba por reorganizarse, y en ella ocupó su lugar. 

Montenegro inició su obra en México con las pinturas murales de las salas del secretario de Educación Pública, José Vasconcelos, quien lo invitó a realizarlas. Nada más extraño al medio y a la época que tales pinturas con temas orientalistas llenos de fantasía. En 1921, presentó su primer exposición en México, que tuvo lugar en una tienda de la Avenida Madero llamada “Sonora News”, entonces no existían galerías de arte. El arte de Montenegro era distinto del que empezaba a gestarse en México. Realizó varios murales, siendo La fiesta de la Santa Cruz el más importante, el cual realizó en 1924 en las escaleras del que fue en ese entonces el Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo y actualmente el Museo de la Luz.

Un aspecto importante de la personalidad de Montenegro fue su estimación y sentido crítico del arte popular mexicano. Por los años veintes, la conciencia mexicana se empeñaba en descubrir los valores autóctonos, y a los artistas, especialmente, les guiaban su propio gusto e intuición. En 1926, Montenegro dio a la luz en la revista Forma un volumen sobre Máscaras mexicanas, y en el prólogo decía: “ … no hemos tratado de hacer un estudio etnológico, sino de mostrar las cualidades artísticas de nuestro pueblo en este ramo intenso y fecundo del arte popular mexicano”. Los valores estéticos del arte popular estaban ahí, pero nadie los había estimado antes de la Revolución. Objetos de arte popular seleccionados ocuparon unos salones del Palacio de Bellas Artes al ser inaugurado en 1934, de lo cual se encargó Montenegro. Fue como el primer intento de un museo, que pronto desapareció. Por fin, en 1940, se instalaron en el Palacio de Bellas Artes nuevas colecciones de arte popular que componían un interesante museo. Montenegro contribuyó a él cediendo en esa ocasión veintiún pinturas y cien máscaras de su colección. Luego, Montenegro organizó el Museo de Toluca, que incluía notables ejemplares de objetos de manufactura popular. También estuvo a su cuidado la sección de Arte Popular en la gran exposición que se presentó en el Museo de Arte Moderno de Nueva York en 1940: Veinte siglos de Arte Mexicano.

En cuanto a su obra de caballete, Montenegro renovó su expresión al cobrar, de regreso de Europa, contacto con México. Abandonó las complicadas formas de influencia oriental, que en ocasiones incluyó en retratos. Retrató a Rufino Tamayo, a Salas, a Jesús Reyes Ferreira, a Frida Kahlo, y muchas otras personalidades de la época. Su propio autorretrato en la esfera de espejo constituye una de sus ideas más originales. Entre 1928 y 1930 pintó temas mexicanos, aunque Montenegro siempre tuvo buen sentido para las obras de imaginación; así, cuando el surrealismo empieza a desarrollarse, para él no resultó un camino nuevo. El sentido de su obra se desenvolvió entre las apariencias, la fantasía y la ilusión expresadas por medio de alegorías de este mundo, y de otros, y de la realidad concreta. Realidad y fantasía, apariencias todas, componen la sinuosa columna vertebral de su actividad creadora.

Roberto Montenegro murió el 13 de octubre de 1968 en la Ciudad de México.

(Fuentes: 1. Roberto Montenegro, por Justino Fernández, Universidad Nacional Autónoma de México, Dirección general de publicaciones, 1962)